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Carlos Carrasco será extrañado en Cleveland

07/06/2019

Carlos Carrasco

Yelimar Requena | Prensa LVBP

Caracas.- En el deporte, como en la vida, hay sucesos que parecen detener el tiempo. La noticia de Carlos Carrasco fuera de los diamantes por una afección sanguínea, que de momento prefiere no revelar, es una de ellas. Una evidencia clara de que el juego siempre puede cambiar drásticamente. 

No es mucho lo que se sabe. Sólo que Carrasco fue inscrito el miércoles en la lista de lesionados de 10 días, sin fecha de retorno, y que los Indios de Cleveland, único equipo del venezolano en sus 10 años de bigleaguer, piden en un comunicado que oren por él y su familia. Sin duda, un gesto noble, pero a la vez desalentador.

Era evidente que no andaba bien, venía de encajar derrotas en sus tres últimas salidas y en las dos más recientes había llegado al sexto inning con mucho desgaste. La declaración de los Indios en la que revelan que tenía semanas con mucha debilidad parece ser la respuesta a esas aperturas inusuales, pero nadie esperaba una noticia de este tipo.

El manager Terry Francona informó que Carrasco fue incluido en un meeting del equipo, antes del partido del martes en la que fue discutida su situación.

“Se había sentido aletargado y, debido a que tuvo algunos problemas cardíacos en el pasado, se hizo algunos análisis de sangre que revelaron la condición por la que atraviesa”, explicó Francona, refiriéndose a una cirugía no invasiva a la que Carrasco se sometió en octubre de 2014 por una arritmia cardíaca.

“Sabe que estaremos con él en todo momento. No está solo en esto”, destacó el segunda base Jason Kipnis.

Carrasco, que ha sido nominado cuatro veces el galardón Roberto Clemente (2015-2018), es un pilar en su comunidad y maneja dos fundaciones, en Estados Unidos y en Venezuela (Fundación Carlos Carrasco), cada una de las cuales se enfoca en mejorar las vidas de niños en riesgo. Carrasco y su esposa, Karry, han pasado cientos de horas en Cleveland, Tampa (su ciudad de residencia) y Venezuela, entregando un importante número de donaciones. Por lo que es igual de apreciado fuera del terreno.

Más allá de la nostalgia y la angustia de no saber cuándo pueda regresar –aunque en Cleveland no pierden la esperanza de volverlo a tener en el equipo en 2019-, vale la pena hablar de lo brillante que ha sido el desarrollo del barquisimetano desde que llegó al Big Show exactamente hace 10 años.

El derecho ha ido siempre de menos a más y es hoy por hoy uno de los brazos venezolanos más consistentes de MLB.

Del Carrasco que sorprendió en 2014 al aparecer en 40 juegos, alternándose entre la rotación y el relevo, para terminar con récord de 8-7 y una efectividad de 2.55, la verdad no queda mucho. Él ha madurado para consolidarse en la rotación indígena. Se ha hecho más fuerte y ha aprendido a correr riesgos, aunque la osadía le ha costado más de un encuentro. 

En sus últimas dos campañas no lanzó 40 juegos, pero abrió 32 y puso una distancia abismal entre sus victorias y derrotas, 18-6 en 2017, y 17-10 en 2018. Se hizo el caballo de mil batallas de la novena indígena y ganó protagonismo en una de las mejores rotaciones de las Mayores, que lo ha tenido un par de veces como candidato al premio Cy Young.

Solo en esos dos años lanzó 392 innings, más de la mitad del total conseguido en sus primeros siete años. Su madurez ha sobresalido a la par de su capacidad de reponerse a los caprichos o malas jugadas del beisbol. Ha enfrentado varios baches y recibido unas cuantas palizas, pero siempre ha salido al paso y se ha repuesto.

 

Carlos Carrasco aparece cuarto en las Mayores con 10.32 ponches por cada nueve innings desde 2015

 

Entre 2015 y 2019 aparece entre los 10 mejores de las Grandes Ligas en triunfos (64, sexto), efectividad (3.53, sexto), ponches por cada nueve entradas (10.32, cuarto) y ponches (902, séptimo), entre los lanzadores con al menos 700 capitulos durante ese lapso.

El 30 de julio de 2015, frente a la toletería de los Atléticos de Oakland, lanzó el primer juego completo de su carrera, apenas permitió dos hits y una anotación, negocio un boleto y abanicó a siete. Ya había completado ese mismo año cuatro juegos de ocho episodios, pero ese día demostró con una facilidad absurda que era capaz de pagar y darse el vuelto.

El 4 de agosto y el 25 de septiembre –con 15 abanicados incluidos- lo volvió a hacer, pero en ambas ocasiones le puso selló de blanqueada y solo registró un imparable. A partir de ahí la afición comenzó a soñar con verlo convertirse en el séptimo venezolano con un No hit-No Run y aunque el tiempo ha pasado y ese logro ha sido esquivo, se ha repetido varias veces su camino a la lomita para completar el noveno inning.

Y en esos recorridos su sonrisa guara, siempre insistente, afirmaba que la victoria está segura. De hecho, entre 2016 y 2018 lanzó la ruta completa en cuatro ocasiones, incluida la del pasado 9 de mayo, cuando recetó 14 ponches, su segundo mejor registro en las Mayores.

Verlo ganar no era difícil y por eso no hubo sorpresas cuando en 2017 terminó empatado con Corey Kluber en el liderato de victorias de la Liga Americana. Mucho se dijo a partir de ahí de sus posibilidades de ganar un Cy Young, proeza para la que sólo figurar ya es tarea difícil.

En este año 2019, el primero de los cuatro que aseguró al firmar su extensión de contrato el pasado 6 de diciembre, también se le ha visto brillar en par de oportunidades. Nada más en su primera apertura del mes de abril, ponchó a 12 de los 15 bateadores que enfrentó.

Ese récord actual de 4-6 no le hace justicia, seguramente si vuelve lo va arreglar en un abrir y cerrar de ojos. Si no, el Carrasco con el que hay que quedarse es ese que lanza nueve innings sin despeinarse y reparte ponches como si se tratara de “cookies”.

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